dc.description | Siguiendo las indicaciones que me diera a fines de 1932 el paleontólogo don Carlos Rusconi, en los primeros meses del año siguiente tuve ocasión de conocer un yacimiento arqueológico situado sobre la margen izquierda del río Matanzas, en el partido de su mismo nombre.
Se halla ubicado a un kilómetro y medio al sudeste de la Estación Querandí, del F.C.C.G.B.A., y a diez kilómetros río arriba, del límite de la Capital Federal.
El terreno en ese lugar se presenta en suavísimas ondulaciones que van a terminar bruscamente, trescientos metros antes del río, en una barranca de unos cuatro o cinco metros de altura (lámina I, a). El paradero se encuentra en la parte superior de esta barranca, siendo admirable su posición estratégica, pues domina la vasta llanura que se extiende hacia el sur, estando también a cubierto de las inundaciones del río.
En esta parte alta de la región se encuentran distribuidos en grupos de cuatro, cinco o más cantidad de centenarios ombúes. Pocos metros antes de la barranca, el agua de las lluvias principalmente, ha rebajado el nivel de la tierra vegetal, formando pequeños declives, que pueden observarse en la lámina I, b; es en estos lugares, donde se encuentran, en la superficie del terreno, los restos arqueológicos que he recogido y que rápidamente voy a mencionar. | |