| dc.description | A principios de marzo de 2020, La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del coronavirus como una pandemia a raíz del número creciente de personas infectadas por COVID-19 a nivel mundial. Por su parte, el gobierno argentino anunció por decreto de necesidad y urgencia el “Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio” (ASPO) en todo su territorio, por un plazo determinado, durante el cual, las personas deberían permanecer en sus residencias habituales o en el lugar en que se encuentren y abstenerse de concurrir a sus lugares de trabajo. En el artículo 5 del decreto se dispone que durante la vigencia del ASPO, “no podrán realizarse eventos culturales, recreativos, deportivos, religiosos, ni de ninguna otra índole que impliquen la concurrencia de personas. Se suspende la apertura de locales, centros comerciales, establecimientos mayoristas y minoristas, y cualquier otro lugar que requiera la presencia de personas”1.Motivo que obligó al Ministerio de Cultura de la Nación a disponer el cierre de todas las actividades públicas en los Museos (entre otras medidas en el sector cultural).En el marco de este contexto de crisis sanitaria, el año 2020 propuso nuevos retos a los museos, ¿Cómo redefinir el espacio y la experiencia museal en tiempos del coronavirus?Después de un año de aislamientos, distancia social, horarios limitados, cierres y eventos virtuales, los museos buscaron nuevos caminos para seguir y conservar su público.Si bien los museos han venido de cambios profundos en las últimas décadas, este cierre abrupto en la mayoría de los museos a nivel mundial fue un evento excepcional y, como en muchos sectores, ha tenido un impacto considerable en su relación con sus visitantes. La ola de lo virtual ganó terreno; el territorio del museo, ahora en pantallas y con contenidos digitales, se enfrenta a nuevos dilemas sobre su accesibilidad e inclusión. | es-ES |
