dc.description | En trabajos previos me he interesado en analizar el vínculo entre la práctica de la arqueología, los bienes culturales que saca a luz y los códigos de ética profesional generados en su ámbito. Y me he referido a las partes involucradas en dilemas éticos derivados de estas situaciones: Pueblos Originarios, Estado, vecinos de los sitios arqueológicos y arqueólogos (Gili 2003, 2004a, 2004b, 2016). En ellas he señalado que entre las partes mencionadas se dan situaciones de conflicto de índole moral y científica, por los sistemas de valor particulares, tradicionales y modernos que allí se entrecruzan; asimismo, por las diferentes perspectivas en orden al estudio y de producción de conocimiento sobre bienes culturales, es decir, el pensamiento tradicional y el pensamiento crítico. Pensar el patrimonialismo, implica reflexionar sobre sus alcances y consecuencias. En efecto, hoy los estudios sobre el patrimonio cultural reconocen que el mismo ha quedado inserto en patrones de poder que reproducen situaciones de explotación colonial en distintos planos (político, cultural, social, ético, económico, etc.). Sus presentaciones (museísticas, narrativas, representacionales) inciden en la formación de identidades sociales. Y esto hace que puedan ser analizados también, desde la perspectiva poscolonial. Para quienes trabajan en la producción de conocimiento científico, les significa tomar nuevos compromisos en relación a la repercusión de aquel en la sociedad, especialmente en aquellos sectores más afectados, como hemos procurado mostrar que ocurre con los Pueblos Originarios. Por consiguiente, ¿cómo pensar una ética crítica del patrimonialismo sabiendo que el mismo implica el uso del pasado para la consolidación del poder pasado y presente en hegemonías y juegos de poder presentes? | es-ES |