Buenos Aires, septiembre 16 / 49 Sr. Jorge von Hauenschild Córdoba De mi mayor estima: Con algún atraso recibí “Ensayo de clasificación de la documentación arqueológica de Santiago del Estero” que con tanta amabilidad me ha dedicado. Muchas gracias. Lo he leído con toda atención y esa lectura me confirmo el concepto, que de Ud. me había formado, después de oír su conferencia en el Museo Social Argentino. Creo que en las pocas palabras que cambié con Ud. en aquella ocasión, le manifesté que, en mi concepto, eran bastantes los que entre nosotros pasaban por “arqueólogos” pero muy pocos los que como Ud. lo eran realmente. La mayoría son estudiosos, de cultura general, que leen libros, o tratados de arqueología y escritos diversos, y que después visitan monumentos y museos con alguna atención para comprobar prácticamente lo leído y fijarlas así de un modo más duradero, porque la lectura sin la observación seria nula. Después hablan co facilidad, hacen descripción de objeto expresando el alto, el ancho, la forma y describiendo algún dibujo, color, y hacen algunas comparaciones más o menos exactas. Hay mucha gente que los lee y los escucha en conferencias, pero, con muy poco provecho. Son como muchos que se creen sabios porque han leído la revista “Selecciones” en media hora de tren o tranvía. Esta clase de arqueólogos yo los llamaría Museógrafo, en vez de arqueólogos. Para mí, el arqueólogo, es el que, como Ud., es el obrero infatigable que busca en las entrañas del pasado, la preciosa materia que luego depura en el crisol de la sana critica, con conocimiento de varias ciencias, como la geología, química, historia, etc. Que le permitan reunir antecedentes para clasificar los materiales que personalmente extrae de los enterratorios o túmulos, que excava metódicamente, con toda clase de precauciones aquellas piezas u objetos que son mudos testigos de los hechos que el arqueólogo investiga interrogándolos sobre su origen, los procedimientos materiales empleados para su ejecución, la significación de su forma, para que uso fueron confeccionados, a que fin respondían, y si fuera posible la remota fecha probable de su construcción. Es también necesario tratar de averiguar el medio social en que cada obra se produjo, la civilización y costumbres de los constructores y en una palabra plantear y resolver dificilísimos problemas, porque a falta de textos o antecedentes ciertos, es preciso hacer interpretaciones o hipótesis que permitan con sano criterio del propio discernimiento, deducir las costumbres, modo de vivir y caracteres de aquellos antepasados, que solo dejaron, según lo que hasta el presente se conoce, rastros materiales de su existencia. Siga Ud. Sr. Hauenschild, acumulando datos y conocimientos para ilustrar a los investigadores que vengan después, y que tal vez, con nuevos descubrimientos puedan descorrer el velo que nos separa del pasado. Muchas gracias de nuevo, y reciba mi más afectuoso saludo. Elizalde Rodríguez peña 459 o Tacuarí 12 Instituto de Antropología de Córdoba CONICET – UNC “2021 - AÑO DE HOMENAJE AL PREMIO NOBEL DE MEDICINA DR. CÉSAR MILSTEIN” Av. Hipólito Yrigoyen 174 - 5000 Córdoba, Argentina Tel: (+54 351) 5353610- Int: 50058.  (+54 351) 4331058/2105. Int: 106. https://idacor.conicet.gov.ar